Un grupo de personas del bautizado “salón de confianza” y que le ayudó a convertirse en Presidente de la República integrado por Melvin Jiménez, Víctor Hugo Morales, Mariano Figueres y su estratega de campaña, Iván Barrantes, a los que se suman Henry Mora y Emilia Molina, se han convertido en el centro del ataque de estos poderes fácticos.
Por: Rodolfo Ulloa Bonilla*.
Desde que don Luis Guillermo Solís anunció su equipo de gobierno se inició una brutal campaña de los poderes dominantes político-empresariales y mediáticos contra su entorno inmediato.
Un grupo de personas del bautizado “salón de confianza” y que le ayudó a convertirse en Presidente de la República integrado por Melvin Jiménez, Víctor Hugo Morales, Mariano Figueres y su estratega de campaña, Iván Barrantes, a los que se suman Henry Mora y Emilia Molina, se han convertido en el centro del ataque de estos poderes fácticos.
Cierto que algunas declaraciones o acciones de estas personas y del Presidente han contribuido a echarle leña a la hoguera, pero también se percibe una estrategia bien diseñada y orquestada con precisión de relojero para desprestigiarlos, deslegitimarlos y golpearlos un día sí y otro también.
Se trata de personas progresistas. No necesariamente con larga trayectoria en el PAC y en algún caso con militancia en otros partidos, pero sí reconocidas por su participación en la resistencia social y política contra el Combo ICE o contra el TLC con los Estados Unidos. De su cercanía con los sectores sociales alternativos y críticos no hay duda.
El primero que ha caído es el joven Barrantes, cuestionado por cobros excesivos durante la campaña electoral y por tener una oficina en Casa Presidencial para preparar y proponer una estrategia de comunicación al gobierno.
Las contradicciones entre el discurso ético y las prácticas que corrompen la democracia que lamentablemente florecen en el PAC, son utilizadas con hipocresía por los políticos neoliberales para banalizar la corrupción (“siempre ha existido y siempre existirá”, dicen sin inmutarse) y justificar más de treinta años de saqueo al erario que empiezan con los Fondos de Emergencia; sigue con los CATs, los incentivos turísticos, la cogeneración eléctrica, los desfalcos de FODESAF y Compensación Social, la defraudación fiscal y otros; hasta llegar a La Trocha.
Los neoliberales desde el Parlamento y desde los medios seguirán golpeando a la gente progresista del gobierno, porque buscan de esa manera impedir que su modelo económico injusto, corrupto y depredador, empiece a ser desmantelado.
A pesar de que el electorado se pronunció mayoritariamente por un cambio de rumbo, insisten con cierto descaro en abrir más el mercado eléctrico, privatizar el servicio del agua o la importación de los hidrocarburos. Si logran su propósito de enviar a la pira a todo el “salón de confianza”, seguramente seguirán con los círculos inmediatos de personas progresistas en ministerios e instituciones.
Mientras estos grupos empresariales y mediáticos conspiran otro sector, dentro de este gobierno de don Luis Guillermo, está “a la chita callando”. Es probable que consideren que los golpes al sector progresista les den mayor poder y margen de acción. Encubiertos en velos centristas es posible que sean los principales beneficiarios si la lapidación mediática logra su propósito de cercar y doblegar al Presidente.
Y convengamos que también existe una tendencia dentro del arco progresista un poco delirante que abandona la perspectiva estratégica de “juntar a los diferentes para derrotar a los antagónicos”, y le sirve de esa manera a los neoliberales. Fija su vista en el árbol (“la casa de los sustos”) y deja de ver el bosque (los neoliberales al acecho del gobierno).
En este terreno de lucha política complejo el Frente Amplio y los movimientos políticos y sociales progresistas deben mostrar madurez. No sumarse al coro de los grupos político-empresariales neoliberales contra gente progresista y honesta en el gobierno y el parlamento. Seguir pregonando una ética basada en la austeridad republicana y una disposición de denuncia implacable de la corrupción. Mantener una prudente distancia de oposición responsable que hace control político con seriedad y con mirada crítica de los juicios mediáticos, al mismo tiempo que ofrece compañía para alentar una mayor ruptura con el neoliberalismo y de cambio con rumbo progresista, hacia la otra Costa Rica posible, solidaria e inclusiva para todos y todas.
* Secretario General del Frente Amplio
Fuente: Diario Extra