Tras una multitudinaria marcha, y tras varios días de protestas y tomas de edificios por parte de las y los estudiantes, el Gobierno de la Republica, CONARE y representantes estudiantiles firmaron un documento de acuerdos, cuyo punto 2 pretende subsanar la reorientación que, arbitrariamente, hizo la Ministra de Hacienda de manera inconstitucional al FEES de 70 mil millones colones, cifra posteriormente reducida a 35 mil millones por las y los diputados, como transferencia de capital; dándoles el “visto bueno” a las universidades para que revisen sus presupuestos y puedan reclasificar partidas de gastos corrientes a gastos de capital, para compensar los 35 mil millones, y así lograr que “las cuentas cierren”.
Llama la atención que ninguno de los presentes, ni tampoco la prensa que se abogó sobre todo a victimizar a la “magnánima” Rocío Aguilar, cuestionó el contorcionismo leguleyo planteado, ni el campo minado, político y legal, que tiene que atravesar en el propio Ministerio de Hacienda y en la Contraloría General de la Republica, sin olvidar que debe de pasar por las hogueras, nunca mejor dicho, de una Asamblea Legislativa con un claro talante anti educación.
Es doloroso como el acuerdo no puntualiza nada sobre las reinvidicaciones de las sedes, quienes fueron las que iniciaron las protestas con justas razones.
El avance de tener un representante del movimiento estudiantil en la comisión de enlace y la negociación del FEES de manera quinquenal (tal como lo establece la constitución) y no de manera anual, se debe de considerar triunfos del movimiento.
No obstante, la lucha debe intensificarse para atravesar el empedrado camino en el que metieron a la educación superior pública, por lo cual habría que guardar fuerzas. También quedan muchos cabos sueltos, no debemos olvidar a las y los responsables que permitieron que el Ministerio de Hacienda, liderado por las elites económicas y con la venía de las corporaciones mediáticas, llegara hasta este punto, pareciera que el matrimonio neoliberal de este Gobierno contagió rápidamente a las cúpulas universitarias.
Finalmente, la jornada de protestas nos han dado la grata sorpresa de estar frente a una nueva articulación y movilización del movimiento estudiantil universitario, con lo que eso ha significado siempre para el bien de la democracia en nuestro país; en medio de una compleja coyuntura las reivindicaciones, a las puertas de una recesión económica, son muchas y todas tienen como común denominador el empobrecimiento de sectores, la creciente desigualdad, el debilitamiento del Estado, y por ende la pérdida de derechos.
Urge la unidad en la acción en nuestro país para contrarestar la ofensiva neolberal y ultra conservadora que también recorre el planeta.