A propósito del Primero de Mayo

El 1º de Mayo de 1913 por primera vez se celebró en Costa Rica el Día Internacional de los Trabajadores y las Trabajadoras. En esa fecha el patriota don Joaquín García Monge pronunció una conferencia a un grupo de obreros de San José. Reproducimos párrafos de ese memorable discurso, que nos enseña sobre el “doble símbolo de redención” que esta fecha significa para quienes habitamos en el istmo centroamericano.

A PROPOSITO DEL PRIMERO DE MAYO

Joaquín García Monge

“Señores:

Para el trabajador centroamericano el 1º de mayo es doblemente significativo en lo que importa a su condición de hombre y artesano. En un día como este, hace 56 años, el filibustero yanqui desistió de su primera tentativa de conquista armada del territorio que nuestros mayores nos heredaron. Y de entonces acá el 1º de mayo destaca en el horizonte de nuestra historia como una estrella luminosa solitaria que advierte a las generaciones nuevas que la libertad tiene sus eclipses y hasta sus ocasos, que debemos estar alerta, porque detrás de los montes nativos aletea el águila de la rapiña extranjera y que si bien no llega al son de tambores y clarines, resplandece en el oro de las monedas y a paso lento se adueña de las conciencias de los políticos corrompidos, y legalmente, de nuestro territorio. No nos extrañe que os hable de defender con valor la posición geográfica que como hombres nos ha tocado en este mundo terrenal, en este día que es el de la solidaridad internacional de los trabajadores, sin distinción de opiniones políticas, religiosas, etc.

Pero es lo cierto que en estas rapiñas internacionales, en esta despropiación injusta que hacen los fuertes del territorio de los débiles, no es la conciencia obrera la que los autoriza o en ellos participa, sino la codicia sin límites de los capitalistas propios y extraños y de los políticos sin escrúpulos que de lacayos les sirven.

Por lo demás, el cariño al suelo en que nacimos providencialmente es una forma de amor a la humanidad, de contribución de un país al mejoramiento mundial, porque a ello directamente servimos cuando limitamos nuestras fuerzas y anhelos de progreso al grupo de conciudadanos que puede oírnos o seguirnos. Además, la obra de avance humano hacia una saludable redención no puede hacerse de un golpe, por un acuerdo espontáneo de todos los hombres: es la obra de pequeños grupos, de la propaganda tenaz por largos años y dentro de los límites familiares del país, de la ciudad, de la aldea en que nacimos.

El amor a la humanidad, en el amplio sentido de las predicas, de puro extenso se diluye y no pasa de una amable intención. Hagamos lo posible, pues, por engrandecer a Costa Rica, a Centro América, que es lo que tenemos a mano; que nuestro vecino tenga casa confortable, libro que leer, deleites artísticos baratos en las horas de descanso, auxilio cariñoso en los días de enfermedad, de vejez o de infortunio, campos libres que recorrer en los días primaverales, libertad de pensamiento, asociaciones mutuas de apoyo y engrandecimiento y, sobre todo, señorío de la tierra que pisa. Porque sin este señorío del suelo nativo, en balde se hacen, a mi juicio, esfuerzos colectivos por la reivindicación de otros derechos. Porque el derecho fundamental y primario es el de habitar, el de ser el dueño de la tierra en que se vive: si dejamos que hombres o instituciones codiciosas lo acaparen para su particular beneficio, si vemos impasibles que el conquistador forastero poco a poco la compra, si nada hacemos por conservarla ante todo y cultivarla después, estamos perdidos, en camino hacia la peor de las esclavitudes, la del proletario que no pasa de ser un mero inquilino en la tierra de sus padres. Esto es una amenaza y una vergüenza. Si el 1º de Mayo, si la Fiesta del Trabajo debe serlo de reflexión y de recogimiento, meditemos sobre esta gran temeridad: la concesión que estamos haciendo a la codicia extraña de las tierras heredadas de nuestros mayores, las mismas que ellos noblemente supieron defender hace 56 años y las que estamos obligados a conservar y a hacer productivas -mediante colonias agrícolas- para sustento y riqueza de propios y foráneos y garantía de nuestra libertad amenazada, porque un pueblo que pierde el señorío de su tierra no puede ser un pueblo libre, desde luego que el suelo que pisamos es el que nos da la firmeza, el sustento, la independencia y la alegría. De modo, pues, que el 1º de Mayo será para vosotros un doble símbolo de redención”.

AFICHE-FA-1-MAYO