Antonio Ortega Gutiérrez – Secretario General FA
El pasado miércoles recibimos la triste noticia de la muerte de la Tesorera Nacional del Frente Amplio, la compañera Maryori Montes Guevara. Maryory fue una mujer luchadora en el inmenso sentido de la palabra. Sus lazos familiares siempre estuvieron ubicados dentro de la izquierda costarricense, un legado conformado por personas humildes y combativas, provenientes del sur de la capital, que trabajaron desde siempre por un mundo sin explotación ni desigualdades. Ella supo honrarlos todos los días de su vida, se esmeraba por hacerlo.
También fue una mujer valiente que tuvo que sacar a su familia adelante con muchísimos sacrificios, con la entereza y dignidad que caracterizan a las mujeres trabajadoras de nuestra América y nuestro país.
Fue una compañera de Partido que desde la base hasta la dirección se preocupó por el bienestar y prestigio del proyecto. A ella le debemos, entre otras cosas, que el Frente Amplio sea el único partido que no ha pasado por la vergüenza pública de ser investigado o sentenciado por el mal manejo de sus finanzas, dineros que son en buena parte de todos los costarricenses. Dirigentes de otros partidos y representantes del TSE, que amablemente nos dieron el pésame, coincidían en decirme que también Costa Rica perdía a una persona de honradez sin igual.Hoy, cuando estamos tan tristemente acostumbrados a observar a la corrupción galopante pasearse por todos extractos de la sociedad, en las esferas pública y privada, desde el soborno y el mordisco hasta los expresidentes enjuiciados y el premio Nobel que reclama inmunidad, la rectitud y honradez de doña Maryori son lamentablemente la excepción.
Compartí con ella cerca de un año y cuatro meses en el Comité Ejecutivo Nacional del Partido, donde tuvimos varias diferencias y desencuentros, pero también muchísimas coincidencias. Aprendimos a respetarnos y a trabajar en equipo, hombro a hombro. En nuestra comunicación, casi que diaria, era imposible no aprender de su manera estricta y vigilante, pero también de su generosidad, la misma generosidad y solidaridad que tienen las mujeres valientes de nuestra América y nuestro país.
A sus hijos, a sus familiares y a las y los frenteamplistas nos queda un gran legado.
¡Salud por ella, por su memoria y por su ejemplo!