DECLARACION DEL PARTIDO FRENTE AMPLIO
Para los que siempre hemos sido solidarios con el pueblo judío que sobrevió al horror del holocausto nazi y rechazamos toda forma de racismo y discriminación como el odioso antisemitismo, nos hiere e indigna la política de terror que aplica el Estado de Israel con la complicidad del gobierno de los Estados Unidos contra el pueblo palestino.
Bombardear a la población civil con centenares de muertos y miles de heridos, en su mayoría niños y mujeres; destruir sistemáticamente viviendas, mezquitas, hospitales, escuelas y todo tipo de infraestrucutra civil; cerrar puertos y carreteras para impedir que hasta alimentos y medicinas lleguen a los habitantes de Gaza; continuar invadiendo y ocupando territorios palestinos burlándose de las resoluciones de las Naciones Unidas y un largo etcétera de actos brutales, sólo puede calificarse de crímenes contra la humanidad, de acciones dirigidas a la limpieza étnica y a la aniquilación del pueblo palestino.
Mientras se llevan a cabo estas atrocidades, las potencias occidentales callan o emiten débiles llamamientos a la tregua, al tiempo que toleran que la Administración Bush, cómplice de la carnicería, impida que el Consejo de Seguridad de la ONU apruebe una resolución exigiendo el alto el fuego inmediato en Gaza. Lamentable y vergonzoso es también que el Gobierno de Costa Rica, con un Presidente que no deja de recordar todos los días su Premio Nobel de la Paz, guarde silencio.
Hay que lamentar todas las muertes innecesarias e injustas, incluidas por supuesto las de ciudadanos israelíes, pero de ninguna manera se puede permitir las vándálicas y desproporcionadas respuestas del Estado de Israel, que en los últimos días para responder a los ataques de Hamás, ha lanzado los ataques aéreos y terrestres más salvajes y destructivos de los último veinte años, sobre los habitantes de un territorio que viven en condiciones de ghetto y permanentemente diezmados por una política genocida.
Desde el Partido Frente Amplio de Costa Rica, rechazamos enérgicamente la salvaje agresión contra el pueblo palestino, hacemos nuestras las palabras de José Saramago y de mucha gente en todo el mundo:
No es una guerra, no hay ejércitos enfrentados. Es una matanza.
No es una represalia , no son los cohetes artesanales que han vuelto a caer sobre territorio israelí sino la proximidad de la campaña electoral lo que desencadena el ataque.
No es la respuesta al fin de la tregua, porque durante el tiempo en el que la tregua estuvo vigente el ejército israelí ha endurecido aún más el bloqueo sobre Gaza y no ha cesado de llevar a cabo mortíferas operaciones con la cínica justificación de que su objetivo eran miembros de Hamas. ¿Acaso ser miembro de Hamás despoja de condición humana al cuerpo desmembrado por el impacto del misil y al supuesto asesinato selectivo de su condición de asesinato sin más?.
No es un estallido de violencia. Es una ofensiva planificada y anunciada hace tiempo por la potencia ocupante. Un paso más en la estrategia de aniquilación de la voluntad de resistencia de la población palestina sometida al infierno cotidiano de la ocupación en Cisjordania y en Gaza a un asedio por hambre cuyo último episodio es la carnicería que en estos días asoma en las pantallas de nuestros televisores en medio de amables y festivos mensajes navideños.
No es un fracaso de la diplomacia internacional. Es una prueba más de complicidad con el ocupante. Y no se trata sólo de Estados Unidos que no es referencia moral ni política sino parte, la parte israelí, en el conflicto; se trata de Europa, de la decepcionante debilidad, ambigüidad, hipocresía, de la diplomacia europea.
Lo más escandaloso de lo que está pasando en Gaza es que puede pasar sin que pase nada. La impunidad de Israel no se cuestiona. La violación continuada de la legalidad internacional, los términos de la Convención de Ginebra y las mínimas normas de humanidad, no tiene consecuencias. Más bien, al contrario, parece que se premia con acuerdos comerciales preferentes o propuestas para el ingreso de Israel en la OCSE. Y qué obscenas resultan las frases de algunos políticos repartiendo responsabilidades a partes iguales entre el ocupante y el ocupado, entre el que asedia y el asediado, entre el verdugo y la víctima. Qué indecente la pretendida equidistancia que equipara al oprimido con su opresor. El lenguaje no es inocente. Las palabras no matan pero ayudan a justificar el crimen. Y a perpetuarlo.
En Gaza se está perpetrando un crimen. Lleva tiempo perpetrándose ante los ojos del mundo. Y nadie podrá decir, como en otro tiempo se dijo en Europa, que no sabíamos.
Tampoco en Costa Rica nadie podrá decir “no sabíamos”, comenzando por un gobierno que guarda silencio.
Partido Frente Amplio
Comité Ejecutivo Nacional