Las reformas electorales, aprobadas el año pasado, fueron un retroceso para nuestra democracia. En lugar de regular el financiamiento privado, le dándole rienda suelta en forma desmedida, permitiendo un gasto de campaña obsceno, aún más en tiempos de crisis. Es triste vivir una campaña en que las pautas y las vallas multimillonarias son más importantes que el debate y la confrontación de ideas, estos sí, elementos sustantivos de cualquier proceso democrático.
La culpa de todo esto, la tienen casi todos los partidos políticos representados en la Asamblea Legislativa, pues solo el Frente Amplio se opuso de manera frontal a esta reforma plutocrática. Algunos partidos, por su falta de visión estratégica, no se opusieron de manera efectiva, y otros, por su empeño en perpetuarse en el poder y mantener a salvo sus intereses políticos y económicos, impulsaron este retroceso antidemocrático.
La actual campaña mediática-electoral la han querido convertir en una competencia entre dos sectores del neoliberalismo costarricense (Liberación Nacional y Libertarios), que están comprometidos con el mismo tipo de desarrollo injusto socialmente e insostenible ambientalmente que hemos tenido en los últimos 20 años. Pareciera que la disputa real entre estos partidos políticos es la forma en que se dividen las concesiones para enriquecerse.
En el Frente Amplio, al igual que en un inmenso sector de la ciudadanía estamos luchando para recuperar la Democracia, no solo volviendo atrás en los puntos reformados del Código Electoral, sino proponiendo nuevas reformas para acabar con la democracia del dinero y construir una democracia de, por y para la gente, una democracia verdaderamente participativa.
En síntesis, en el Frente Amplio creemos que las campañas políticas deben ser un debate de ideas que debe estar garantizado por condiciones democráticas para que la gente pueda elegir realmente a sus representantes políticos de forma participativa y reflexiva. Por ello, desde ya la próxima fracción del Frente Amplio le propone a la ciudadanía impulsar las siguientes cinco reformas electorales:
1) Que todos los partidos reciban un monto del financiamiento estatal adelantado e igualitario, independientemente de la cantidad de votos recibidos. Pago del voto efectivo. Esta garantía debe alcanzar a los partidos provinciales y cantonales.
2) Que el Estado proporciones franjas horarias en la televisión para todos los partidos políticos, a fin de que el acceso sea igualitario y justo. Asimismo, garantizar acceso en condiciones de igualdad en radio y prensa escrita. Así se hizo hasta en el plebiscito de 1988 en Chile bajo la dictadura de Pinochet. Así funciona en un gran cantidad de países democráticos.
3) Proporcionar a todos los partidos políticos un monto adelantado del aporte estatal, a fin de que sea usado para desarrollar su campaña electoral y, sobre todo, para la formación política de la ciudadanía que participe en los partidos.
4) Establecer un tope máximo de reconocimiento de deuda política, a fin de evitar los gastos innecesarios y exorbitantes.
5) Restringir la propaganda fuera de franja horaria, en extensión y duración, tanto en televisión, radio y prensa escrita.
6) Que en los debates participen todos los candidatos(as) y no solo los definidos por las encuestas y medios de comunicación, siguiendo el criterio constitucional emitido por la Sala IV.
La lucha por recuperar nuestra democracia continúa.