La Unión de Cámaras del sector empresarial (UCCAEP) ha ofrecido al país “Un pacto por el empleo”.
Tema tan vasto, puede ser abordado de muchas maneras, desde diversos puntos de vista. Una posibilidad es que incluya garantías de empleos decentes, estímulo a la organización de los trabajadores, mejoras de las garantías sociales. En fin, ideas creativas para mejorar el nivel de vida de la inmensa mayoría de los costarricenses, simples trabajadores.
Pero no. La propuesta de la UCCAEP no se aparta un milímetro de los intereses estrictos del “sector empresarial privado”, sin pretensión alguna de reconocer que el país es diverso, o de pensar que el sector más rico difícilmente podrá vivir en paz con un sector más pobre cada vez más distante y con perspectivas empobrecedoras.
Los miembros de la UCCAEP se atribuyen el título de “sector productivo”. Y llaman a sus empleados “colaboradores”. Lo cierto es que el sector productivo costarricense es mucho más amplio que el conformado por las empresas de la UCCAEP. Sin trabajadores esas empresas no existirían y su capital ni siquiera sería capital. El mundo puede seguir viviendo sin ese capital. Lo han demostrado el Estado, o las cooperativas.
Ese capital ni siquiera ha sido capaz de dar una vida digna a sus trabajadores. Si en Costa Rica ha habido una paz relativa –si la comparamos con países de la región–, es por un nivel de servicios públicos que le garantizan a una parte importante de la población condiciones de vida muy superiores a las que ofrece el sector privado, incluyendo salarios, garantías sociales y servicios públicos, desde la banca hasta las telecomunicaciones, desde la educación hasta la salud.
Es el sector público el que los garantiza, no el sector privado.
Ya se que no lo hace de forma perfecta. Es como la vida misma, llena de problemas. Pero hay que arreglarlos, no destruirlos (o venderlos. Son tan buenos negocios que, en realidad, sueñan con comprarlos).
Servicios que, por cierto, se han venido deteriorando en la misma medida en que se van privatizando.
Citan las normas de la OCDE, a la que el gobierno ha hecho todos los esfuerzos por incorporarnos. Muestran con orgullo que nos sumamos a México, Chile y Colombia, los tres únicos países latinoamericanos que pertenecen a la organización. ¡México, Chile y Colombia!
Hay que pensar un poco. ¿De qué les ha servido a los mexicanos, a los chilenos, a los colombianos pertenecer a la OCDE? ¿Qué pretenden? ¿Qué nos parezcamos a México, a Chile o a Colombia? Estos dos últimos, países cuyo orden político ha sido construido sobre la base de la violencia más brutal, gracias a la que se ha construido también un brutal sistema de concentración de la riqueza. A los que tenemos mucho que enseñar y de los que tenemos poco que aprender.
Naturalmente, ¡no es ese el camino! ¡No debe ser ese nuestro camino!
Pero es a ese camino por el que nos empuja el gobierno.
Los resultados de estos proyectos son ya evidentes ¡Y desastrosos!
Es una tristeza que el gobierno pretenda llevarnos por ahí. Tristeza y falta de visión. Mezquindad.
¡Hay que resistir!
También las empresas de UCCAEP dependen del Estado. Mientras más grandes, más dependen de los recursos y de las garantías que les da el Estado. Desde las constructoras hasta la banca, desde las telecomunicaciones hasta los seguros, desde la salud hasta la educación. Todas dependen del Estado.
El documento de la UCCAEP no es más que un largo listado de demandas al Estado. Algunas, demandas de francos privilegios. Las podríamos agrupar en dos tipos de demandas:
Demandas de beneficios directos para el sector:
1. Lo que se refiere a créditos disponibles en el Sistema Financiero Nacional,
2.Mayores beneficios en la aplicación de la Ley de Contratación Administrativa,
3. Mmnistía para las cargas sociales y ambientales, una “actualización” de las jornadas laborales que “permita jornadas excepcionales”,
4. Reforzar las medidas de seguridad,
5. Readecuar la deuda de los productores (supongo que se refieren a las deudas con la banca pública),
6. Un “plan para mejorar las posibilidades del sector productivo” (¿?),
7. Reducir las tarifas eléctricas para la producción,
8. Mayores garantías para el sector privado en los procesos de contratación del sector público,
9. Permitir la exploración y explotación del gas natural,
10. Avances en el proceso de ampliación de energía por el sector privado (ya particularmente leonino a favor de ese sector),
11. Privatización del sector de generación de electricidad, incluyendo cerrar el departamento de grandes proyectos hidroeléctricos del ICE,
12. Poner a disposición del sector privado mano de obra especializada y barata mediante el proceso de educación dual,
13. Transformar el Conesup para adecuarlos a las demandas de las universidades privadas,
14. Y avanzar en las alianzas público-privadas para la construcción de los planes reguladores.
Readecuación de lo público en función de los intereses del sector privado:
1. La mejoría de le eficiencia operativa del ICE y de Recope,
2. “Medidas que disminuyan el costo de la formalidad”,
3. La venta de activos del Estado (que sueñan con comprar),
4. Aplicación “estricta” de la regla fiscal,
5. Reducir el gasto público (para aumentar los recursos a la disposición privada),
6. Mayores controles a las universidades públicas,
7. Reforzar la inversión pública en centro de desarrollo turístico, tercerización de servicios,
8. Erradicar lo que llaman “asedio ambiental”,
9. Una ley de empleo público,
10. Frenar la participación “ilegal y desleal” del ICE en obras,
11. Atender la demanda empresarial en el reparto del uso del agua,
12. Una nueva ley de aduanas “en consenso con los interese del sector privado”,
13. Rechazar mayores regulaciones del sistema de etiquetado frontal de alimentos.
La visión de país de la UCCAEP se resume en eso: mientras mejor les vaya a ellos, ¡pues así le irá al país! La experiencia de décadas recientes, en las que se extendió por casi todo el mundo la idea neoliberal de que privatizando y enriqueciendo a los más ricos terminaría por rebalsar riqueza para los más pobres, finalmente terminó por mostrar que tenía patas muy cortas. Efectivamente aumentó de forma notable la riqueza y, al mismo tiempo, la concentración de la riqueza hasta niveles inimaginables, generando tensiones de todo tipo que han terminado por estallar.
La realidad del Covid 19 nos muestra claramente las contradicciones entre el interés privado y los intereses de la sociedad en su conjunto. Mientras empresarios de la piña, del banano o de la yuca se saltan medidas necesarias para controlar la expansión de la pandemia con el fin de incrementar sus ganancias mediante contrataciones de trabajadores en condiciones precarias, el Estado debe adoptar nuevas medidas e incrementar sus gastos para evitar la expansión de la pandemia al resto del país.
El texto de la UCCAEP deja en evidencia la falta de visión de país. O nos ofrece la visión de un país pensado para tan pocos, que no podemos dejar de señalar el sin sentido de la propuesta y lo inconveniente que sería avanzar por ese camino, en la construcción del mediocre y mezquino mundo que nos propone la UCCAEP.
- Gilberto Lopes. Historiador y Periodista del Semanario Universidad.