Desde el surgimiento de las primeras organizaciones de la clase trabajadora y sus primeras luchas para mejorar sus condiciones de vida frente a la explotación laboral, han existido innumerables acciones del gran capital destinadas a socavar la enorme capacidad transformadora que han demostrado los y las trabajadoras de todo el mundo a lo largo de los últimos dos siglos. Costa Rica no ha sido la excepción.
Importantes movimientos de huelga protagonizados por trabajadoras y trabajadoras en nuestro país dieron como resultado grandes conquistas democráticas para las amplias mayorías, como la jornada laboral de ocho horas diarias, la ley del aguinaldo, la seguridad social, entre otros. Muchas de estas conquistas se plasmaron en el Código de Trabajo de 1943, así como en legislación posterior. Todas ellas se lograron en condiciones de una gran represión física y simbólica, hostigamiento y persecución política contra las bases y las dirigencias sindicales.
La Reforma Procesal Laboral, que entró en vigencia en el año 2017, permitió avances para que las personas trabajadoras en Costa Rica pudieran actuar de manera organizada con mayores garantías legales, tanto en el sector público como, principalmente, en el sector privado.
Hoy una mayoría parlamentaria al servicio de los intereses de la UCCAEP (liderada por los diputados Carlos Ricardo Benavides, Yorleny León del PLN y Pedro Muñoz del PUSC), consolida un movimiento de contrarreforma laboral, al aprobar una ley regresiva y que restringe el derecho a huelga en nuestro país.
Esta es solo una victoria parcial para el gran capital contra los derechos de la clase trabajadora, ya que en Costa Rica, a lo largo de su historia, se ha sabido luchar y ganar en condiciones mucho más adversas que las actuales, y no dudamos en que así seguirá siendo.
Llamamos al movimiento sindical a no retroceder ante esta nueva coyuntura, a crear con energía y creatividad las bases de una nueva y sólida unidad sindical, así como a fortalecer el sindicalismo en el sector privado donde se encuentra la mayoría de la clase trabajadora y donde más se violentan sus derechos.
Finalmente reconocemos y saludamos el enorme y coherente esfuerzo de nuestro diputado José María Villalta, y su despacho, para dar una digna lucha contra de este proyecto de ley anti democrático y anti clase trabajadora.