No hay un sector en Costa Rica que tenga más privilegios que la cúpula empresarial. No sólo tienen un poder desproporcionado en la toma de decisiones del país, si no que también sus prácticas han puesto en riesgo la salud de toda la población al traficar migrantes para explotar en sus empresas.
A continuación discutiré brevemente sobre los privilegios que le permiten a esta élite aprovecharse del país en situaciones críticas.
Acceso VIP (exclusivo).
La cúpula empresarial tiene acceso VIP a la Asamblea Legislativa. Por ejemplo, durante el debate del Plan Fiscal del 2018, la cúpula cooperativa le pagó a lobbistas para que a las cooperativas no les aplique el impuesto sobre la renta. Lo lograron. Además, se logró aprobar multimillonarios perdones tributarios.
Pagar impuestos como el resto de mortales en Costa Rica es algo que no va muy bien con el estilo de los grandes empresarios. En el 2019, el Ministerio de Hacienda perdonó en amnistías tributarias 194 mil millones de colones, lo que representa un 94% del total recaudado con esas amnistías.
Es decir, estas grandes compañías le debían en total al gobierno 403 mil millones de colones, de los cuáles sólo pagaron 207 millones, apenas poco más de la mitad del total. No sólo es descarado, es una total falta de respeto a los miles negocios que sí tienen que pagar el total de sus deudas con el estado, o a las personas trabajadoras en general que deben pagar todo el IVA o el seguro social.
Dos años más tarde, y con una gran recesión a la vuelta de la esquina a causa del COVID-19, los empresarios vuelven a entrar por la puerta grande, esta vez a Casa Presidencial y acogidos de buena gana por el propio Presidente.
La Unión de Cámaras Empresariales de Costa Rica (UCCAEP) le mandó un “equipo económico” al mandatario para atender la crisis del coronavirus. El presidente aceptó con gusto, y desde entonces nuestra economía es dirigida por un séquito de hombres más leales a ideas económicas obsoletas que a la población costarricense.
Privilegios insostenibles.
La relación del gabinete presidencial con esta cúpula empresarial no es poca cosa. El empresario Andrés Garnier, quien dirige de hecho varias zonas francas, es el Ministro de “Enlace con el Sector Privado”.
El régimen de Zonas Francas es la definición de lo que significa privilegio. Estas empresas viven y crecen en condiciones económicas artificiales a costa del Estado Social de Derecho y del resto del sector productivo. El país NO está en condiciones de sostener estos privilegios empresariales, deben comenzar a jugar las mismas reglas que el resto.
Es tan gruesa la burbuja de privilegios en la que viven estos empresarios que ni siquiera escuchan a los grandes órganos económicos que predican seguir, como el Fondo Monetario Internacional, quien propuso gravar a los más ricos y sus grandes patrimonios. La respuesta de la élite empresarial costarricense fue un tajante: NO.
Empresarios y COVID-19.
La prepotencia moral con la que hablan los empresarios se manifestó cuando Ministro de Salud, Daniel Salas, señaló a empresas empacadoras y exportadoras de la Zona Norte por no cumplir con las medidas de sanidad dispuestas. La UCCAEP contestó que “no es de recibo” el llamado del Ministro. Es una respuesta vil e irresponsable cuando el resto de la población es obligada a mantener las medidas a cualquier costo.
Por si fuera poco, parece que el empresariado quiere regresar la época esclavista de Costa Rica. Básicamente, lo que han hecho en los últimos meses es montar una red de trata de migrantes, para hacerlos trabajar en grandes plantaciones o empacadoras de la Zona Norte, a cambio de “salarios” vergonzosos y condiciones laborales insalubres.
Por si fuera poco, la presidenta de la Cámara de Exportadores de Costa Rica, Laura Bonilla, tuvo la bajeza de echarle la culpa a los migrantes “enfermos”. Se imaginan manejar esta clase de xenofobia y desprecio por la vida humana y, aún así, ¿salirse con la suya?
Un hecho que quise dejar muy claro es que no estoy hablando de TODO el empresariado. Hablo de cúpulas y élites porque en realidad son muy pocos los que tienen estos privilegios. Estas cúpulas no representan a la mayoría de negocios y emprendimientos que sí han sido responsables con la pandemia y han asumidos las consecuencias de perderlo todo.
Pero nada de esto sería posible sin la complacencia y la glorificación que ha tenido el Gobierno PAC con estos sectores privilegiados. El presidente Carlos Alvarado no se ve tan cómodo como cuando está con empresarios, y el Ministerio de Salud se ha visto absolutamente reducido por complacer la avaricia corporativa.
La élite representada por la UCCAEP es lo más egoísta y cruel de la sociedad costarricense actual. Una cúpula poco solidaria, irresponsable y dañina que puede ser la culpable de la crisis sanitaria, social y económica que se nos viene encima. El país les ha dado todo lo que han querido: ¿qué más quieren de Costa Rica?
- Eddson Gómez Chavarría. Consultor en Comunicación Social y Estratégica con interés en economía, política y memes.