Antonio Ortega Gutiérrez, Secretario General del Frente Amplio.
El Presidente Alvarado juramentó la tarde de este viernes como notables a un grupo de 20 ciudadanos y ciudadanos costarricenses, quienes se dividirán el trabajo en dos comisiones, una para la Reforma al Estado, y otra para la Reforma a la administración Pública, con la advertencia de que en esta ocasión se buscarán como ejecutar las transformaciones, es decir, no se dedicarán al diagnóstico; valga recordar la última comisión de notables, convocada por la Presidenta Laura Chinchilla, sin mayor relevancia o logros concretos.
Destaca entre el grupo el ex vicepresidente de la República, Kevin Casas, quien tuvo que renunciar por ser coautor del “Memorándum del Miedo”, documento dirigido a los hermanos Oscar y Rodrigo Arias; el cual se filtró y lo dio a conocer el Semanario Universidad y en el donde se describe punto por punto una estrategia para lograr que ganara el “Sí al TLC” en el Referéndum sobre dicho tratado, celebrado en octubre del 2007.
“Estimular, en la población, el miedo de quedarse sin trabajo; “advertir” a los alcaldes que si en sus cantones ganaba “el no” se quedaban sin presupuesto; amenazar con la injerencia de Venezuela y Cuba en nuestro país y del cómo engañar a TSE; fueron algunas de las recomendaciones del “Plan Delictivo”, como lo llamó el entonces diputado José Merino del Río.
Casas, delfín del Presidente Arias, y quien para entonces se perfilaba como su potencial sucesor en la Presidencia de la República, nos dice ahora que ya el tiempo pasó, que “a todos se nos fue la mano” durante aquella época, algo así como una “locura de juventul”.
No se crea que promuevo una suerte de purismo político, donde no exista el derecho “reinserción”; en la política, los errores son tan comunes como los aciertos, pero aquí “la segunda oportunidad” no aplica. En primer lugar, porque fue evidente que el error por el cual renunció el señor Casas no fue por haber escrito el memorándum, sino más bien porque éste se filtró a la prensa, de un hecho al otro pasaron varios meses, en los que ni los hermanos Arias ni los coautores mostraron el mínimo sonrojo; todo lo contrario, aplicaron el plan delictivo al pie de la letra.
Valga lo anterior para recordar que la mayoría de las estrategias escritas han sido usadas en reiteradas ocasiones por el viejo bipartidismo y por parte de la gran prensa. El memorándum del miedo sigue vigente a la fecha, y no le han faltado ejecutores.
Finalmente, e igual de importante, el hoy notable ha sido heredero político de una corriente política que gobernó a sus anchas Costa Rica, durante cerca de 30 años, los que con una mano en el Gobierno y el otro en la empresa privada gestaron una serie de políticas públicas, reformas y privilegios que tienen a Costa Rica como el único país de América Latina donde la desigualdad social no se reduce, por el contrario, cada día más ese pequeño grupo tiene más sobre una mayoría que cada vez tiene menos.
Kevin Casas, es el alumno aventajado del grupo de políticos que promovieron los CATS, caso Millicom, el cierre del Banco Anglo, el préstamo Caja – Fischel, los contratos de Alcatel, el reciente cierre del Bancrédito y sentaron las bases de la corrupción sistémica que permitió el famoso “cementazo”. Algunos de estos han desfilado recientemente en Casa Presidencial.
Preocupa ver a dichos sectores tomando tanto protagonismo en el Gobierno del bicentenario, es desproporcionado hasta frente al propio PAC. En el Frente Amplio firmamos más 100 acuerdos programáticos con el Gobierno de Unidad Nacional, porque entendemos de la importancia en llegar a convergencias desde la diversidad de visiones, cosa distinta es entregar el poder económico y político del país otra vez a grupos con agendas tan marcadas, y de las cuales ya sabemos sus resultados.
Llama la atención que con un parlamento de tanta diversidad de fuerzas políticas, sumado a los diferentes acuerdos de políticas públicas y legislativos construidos con todos los partidos, hoy el Gobierno nos presente dos comisiones de notables para guiar la pauta del Gobierno.
El nombramiento de Kevin Casas es mucho más que sólo un hecho simbólico.