José Merino del Río
Diputado, Partido Frente Amplio
Desde la llegada de Hugo Chávez a la presidencia en 1998, en Venezuela se han celebrado once procesos electorales, lo que constituye un record mundial. En esos mismos años el Consejo Nacional Electoral de ese país ha consolidado uno de los mecanismos de participación y garantía del sufragio más eficaces y confiables de la comunidad internacional, como lo reconocen, incluso, algunos de los más tenaces opositores a Chávez en Venezuela. De las once elecciones realizadas Chávez ha ganado limpiamente diez, y ha reconocido la derrota en la que se celebró en diciembre de 2007 sobre la reforma constitucional. También ha tenido que hacerle frente a un golpe de Estado y a violentos paros patronales. Pero no importa, sigue adelante una campaña mediática internacional que tilda a Hugo Chávez de tirano y dictador.
¿Por qué tanto odio? El ensañamiento de los círculos de poder imperial y oligárquico contra Chávez y la Venezuela bolivariana es feroz y no se detiene ante las más miserables calumnias. Incluso ciertos sectores progresistas son presa de esa campaña de acoso y derribo, y a menudo dolorosamente se les ve haciendo coro a los difamadores profesionales.
A la derecha globalitaria le duele Chávez, precisamente por aquellas conquistas y posiciones de la República Bolivariana de Venezuela que la mayoría de su pueblo apoya y celebra, y que lenta, pero inexorablemente, van siendo comprendidas y respetadas por millones de personas honestas en todo el mundo.
Los logros sociales y económicos de estos diez años de gobierno de Hugo Chávez son evidentes. Todavía hay pobreza en Venezuela, pero el gobierno de Chávez la redujo a la mitad y sigue batallando contra esa herencia estructural de gobiernos oligarcas de ladrones; en ocho años más de dos millones de venezolanos salieron de la pobreza extrema. El índice nacional de desarrollo humano se incrementó en 27.7 por ciento; la tasa de desempleo pasó del 16.6 al 7 por ciento; la tasa de escolaridad de educación preescolar aumentó en 14.3 puntos, la de educación básica en 9.1 puntos, la de educación media en 11.7 puntos, en la educación superior hoy hay un millón más de jóvenes en las universidades que en 1998. La mortalidad infantil se redujo en 5 puntos; más de 13 millones de personas son beneficiarias directas de los programas sociales de alimentación; tres millones de hectáreas han sido distribuidas entre los campesinos. Treinta misiones sociales impulsan en los más diversos ámbitos sociales, culturales, ambientales, deportivos, científicos y económicos, una profunda transformación de un país herido por seculares carencias y desigualdades.
La nueva Constitución Bolivariana ha desarrollado y afirmado los derechos individuales y grupales, los derechos sociales y políticos. Los venezolanos y venezolanas tienen hoy un mejor y mayor acceso a la justicia, así como el reconocimiento de los intereses difusos y colectivos. Se han fortalecido las bases materiales del constitucionalismo y el ejercicio de la participación política como virtud cívica.
En el plano internacional Petrocaribe, el ALBA, el Banco del Sur, TELESUR, son hitos que marcan un claro derrotero integracionista y solidario del proyecto bolivariano.
No faltan los problemas y las contradicciones en la Revolución Bolivariana, tampoco los errores, pero el balance global es impresionante a favor del pueblo venezolano.
La campaña de odio seguramente no se detendrá, porque los amos del mundo no toleran que los pueblos sean dueños de su propio destino. Nunca aceptarán que Chávez gana elecciones, porque detrás hay una ciudadanía activa que lo apoya mayoritariamente por las políticas de bien común que su gobierno practica.
Publicado en: La Nación , Nuestro País, El Pregón, ANEP.